Alimentario. Los frutos son comestibles, poseen un sabor agradable y pueden consumirse crudos o cocidos. Con ellos se obtiene un producto similar a la miel, mientras que fermentados sirven para elaborar un chicha de sabor suave. Hojas y corteza se utilizan como condimento.
Combustible. La madera del boldo se usa como leña y carbón.
Maderero. La madera se utiliza para la fabricación del weño, bastón empleado en el juego del palín.
Medicinal. Las hojas contienen un alto contenido de boldina, un alcaloide con propiedades analgésicas, antisépticas y tónicas. Preparadas en infusión sirven para mejorar la función del hígado, así como también para tratar afecciones de la vesícula biliar. Además, la infusión se bebe luego de las comidas para ayudar a mejorar la digestión y evitar el meteorismo. La decocción de la planta, ya sea en agua o vino, aplicada sobre las sienes, alivia las cefaleas. Las hojas secas y molidas se usan para tratar romadizos crónicos. La savia de los tallos se usa para la otitis. Se aplica en baños calientes o en cataplasma para tratar reumatismos y neuralgias, mientras que en baños de asiento sirve para la cistitis, hemorroides y enfriamientos.
Tintóreo. De la corteza se obtiene un tinte de color café-verde.
Otros. Las hojas secas se espolvorean sobre la ropa para repeler insectos. La corteza contiene un alto contenido de taninos, por lo que se utiliza como tinte para curtiembre.