Alimentario. De los rizomas se obtiene una fécula blanquecina, de sabor dulce y agradable, que puede utilizarse en reemplazo de la harina. Para ello, los rizomas se deshidratan, se rallan y se dejan reposar en agua hasta que la fécula precipita. También se consumen cocidos o deshidratados como chuño.
Medicinal. Los rizomas se usan como alimento para personas convalecientes y para tratar problemas digestivos.