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Madia sativa y M. chilensis (madia, madi o melosa), probablemente sean las especies nativas más importantes de la cocina prehispánica y también las que poseen más historia. El aceite de M. chilensis y M. sativa fue ampliamente utilizado en la antigüedad, siendo este último de gran importancia para los araucanos, quienes lo incorporaron dentro de sus dietas e incluso llegaron a cultivar la planta durante el período pre-hispánico. Se trata de una especie oleaginosa altamente valorada debido a su composición, ya que en estado silvestre las semillas de M. sativa contienen 26% de aceite, cuyos ácidos grasos principales son el linoleico (71,4 – 72,4%), palmítico (12,9 – 14,0%), oleico (7,9 – 10,2%) y esteárico (3,8 – 3,9%).
Sin embargo, la masificación de la agricultura en el país y la eventual introducción de nuevas especies oleaginosas como el olivo, traído por los españoles desde Perú a mediados del siglo XVIII, trajeron como consecuencia el abandono de estas especies, que hoy en día es considerada “malezas” por gran parte de la población. Pese a que los primeros registros de uso de M. sativa corresponden al pleistoceno tardío en Monte Verde (sur de Chile), hoy en día no existen registros de su cultivo ni utilización. El consumo de aceite de madia supone una inversión de tiempo importante, escaso en nuestros días, aunque su identificación y recolección es sencilla y en ocasiones es posible encontrarlas plantas incluso en orillas de camino.
Los últimos registros de uso que existen sobre estas especies datan de principios del siglo XX, aunque se mencionan de manera casi anecdótica. Por este motivo, hemos decidido retomar esta práctica, ensayando dos métodos de extracción de aceite, los que se presentan a continuación.
Aquenios de Madia chilensis. Pese a que M. chilensis y M. sativa son especies bastante afines morfológicamente, son distinguibles debido a las características de sus aquenios. Mientras que los aquenios de M. chilensis son tuberculados (rugosos), los de M. sativa son completamente lisos.
Extracción por solvente
En una cacerola, se agregan las «semillas» (aquenios) de madia y se mantienen a fuego lento. Para evitar que las semillas se quemen, se vierte un poco de agua en el recipiente y se calienta hasta que hierva. Debido a que el punto de ebullición del agua es menor al del aceite, con este proceso puede evaporarse el agua hasta obtener el contenido que se libera de las semillas. La presencia del aceite puede detectarse fácilmente debido a su notoria coloración amarilla-café clara. Es un método de extracción rápida, pero el problema es que el aceite se vuelve rancio rápidamente.
Extracción por prensado
Una segunda manera de obtener el aceite, es triturar las semillas en un mortero hasta liberar su contenido. Luego, las semillas machacadas se envuelven en un paño que posteriormente se estruja para separar el aceite del resto de las semillas. Además, el “desecho” obtenido de este proceso, que corresponde a los restos de los aquenios no utilizados, puede mezclarse con los granos de algunas poáceas para elaborar pinole. Este método, aunque demanda mayor trabajo, disminuye la susceptibilidad al enranciamiento y evita los problemas asociados al método por destilación.
Resultado del método por solvente
El resultado de este proceso es la obtención de un aceite de un sabor notoriamente distinto al de otras especies oleaginosas, como la canola, la maravilla o el olivo. Resulta complejo asemejar el sabor del aceite de madia al de otro aceite conocido, pero es bastante agradable. La muestra del aceite de madia contenido en este recipiente, fue obtenido a partir de los aquenios de la imagen anterior, los cuales fueron colectados por una sola persona en un período de alrededor de dos horas, desde una población de unos 1.000 individuos (20% fueron cosechados). Sin duda, el cultivo de esta especie es necesario para poder disfrutar de este recurso, tanto para mejorar su productividad, como para no dañar sus poblaciones naturales. Si bien, no se trata de una especie con problemas de conservación, nunca se deben extraer semillas de especies nativas en grandes cantidades desde sus ambientes naturales.
Referencias
· Cordero S, Abello L & Gálvez F. 2017. Plantas silvestres comestibles y medicinales de Chile y otras partes del mundo. CORMA. 291 pp.
· Schmeda-Hirschmann G. 1995. Madia sativa, a potential oil crop of central Chile. Economic Botany 49: 257-259.
· Zardini E. 1992. Madia sativa Mol. (Asteraceae-Heliantheae-Madiinae): An ethnobotanical and geographical disjunct. Economic Botany 46: 34-44.
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